Hubo un tiempo, muy anterior a este, en que las
Tierras Fronterizas fueron un lugar de paz y progreso. Eran tiempos de
abundancia y prosperidad. Los Clanes estaban aliados con el Reino de
Khorden, y protegían las fronteras del norte. La Alianza, el pacto
sellado con los Elfos del Bosque Oscuro, garantizaba la paz en el oeste.
Las Valkirias del Templo de Avesta custodiaban los caminos y protegían
al Alto Rey en su palacio de Solonia. Allí, la Orden de Magia de Varya
aconsejaba al monarca, mirando el futuro en las estrellas.
Ninguno de ellos vio venir el peligro.
Los seguidores de Thanatos, el Dios de la Muerte, profanaron el Templo de Avesta en Solonia y liberaron a Thanatos. Un terrible cataclismo sacudió el mundo. Se abrió una gran grieta al inframundo que engulló Solonia y gran parte de la tierra circundante, incluyendo el templo de Avesta y a los cultistas de Thanatos. Por todas partes surgieron portales, de los que manaban monstruos del inframundo, demonios, espectros... o los terribles Segadores. Cuando todo cesó y el polvo se hubo asentado, el mundo ya no volvería a ser el que era.
Ninguno de ellos vio venir el peligro.
Los seguidores de Thanatos, el Dios de la Muerte, profanaron el Templo de Avesta en Solonia y liberaron a Thanatos. Un terrible cataclismo sacudió el mundo. Se abrió una gran grieta al inframundo que engulló Solonia y gran parte de la tierra circundante, incluyendo el templo de Avesta y a los cultistas de Thanatos. Por todas partes surgieron portales, de los que manaban monstruos del inframundo, demonios, espectros... o los terribles Segadores. Cuando todo cesó y el polvo se hubo asentado, el mundo ya no volvería a ser el que era.
-Muchas gracias a José Manuel Palacios Rodrigo por este genial juego de espada y brujería basado en el clásico arcade de los 80. Domo arigato!-
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